Los viejos chamanes
decidieron matar
para no aceptar que la especie cambiaba.
Demasiadas generaciones hablando con un diablo que pronto iba a morir.
Guerreros ya en retirada
sedientos de sangre
y antiguas batallas.
Falsas vírgenes
de dedo acusador
que reniegan de aquellas
que reproducen y aumentan la tribu.
El diablo ordena y ríe:
se sabe vencedor
si los chamanes siguen obedeciéndole.
La permanencia de la especie llora,
pero no habrá de rendirse.
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