3.3.11

Crónica de la no-asamblea de Covibar, o la actual Junta Rectora debería pedir perdón

Tras la realización de una auditoria de procedimientos de Covibar, que encargó la actual Junta Rectora, los socios y socias fuimos convocados a una reunión informativa extraordinaria. Aunque pretendieron darle apariencia de “asamblea”, de “ejemplo de transparencia”, lo cierto es que las reuniones extraordinarias (ni las ordinarias) vienen contempladas en los estatutos de la cooperativa.

Al comienzo de la reunión el presidente comenzó recordando que el realizar una auditoria fue uno de los compromisos que adquirió la junta que él preside desde septiembre del año pasado. Durante la mañana hubo tiempo de recordarle que otros de los compromisos era publicitar los puestos de trabajo entre los socios -cosa que no se ha hecho con la contratación del abogado-, el aumento de la participación por parte de los socios -varias personas siguen esperando que se les conteste alguna queja por registro o que se les llame para participar en las comisiones a las que se han apuntado-, el arreglo de las piscinas – una socia preguntó por ello y aún espera respuesta-,… Fueron muchas las promesas realizadas, pero la que rápidamente han cumplido ha sido la realización de una auditoria de procedimiento, de la que desconocemos cuánto ha costado y bajo qué criterios se ha contratado. Esta pregunta también se hizo, pero el presidente no contestaba a todo lo que se le dijo.

Sobre la propia auditoria, la verdad, no tengo mucho que decir. Me es muy difícil entrar a valorar una gran cantidad de información sin un solo papel delante. Sí que es criticable el cómo se presentó, dado que se intentó vender una imagen de caos y descontrol dando datos difusos, mezclando contingencias fiscales –tal y como las denominó el actual presidente de la junta rectora-, y sugerencias de mejora –como podría ser no usar Excel sino alguna otra aplicación informática-.

Sí que es importante remarcar que de todas las acusaciones que vertieron quienes ahora componen la nueva junta rectora y quienes les apoyaron, no han podido demostrar ni una sola. Han rebuscado entre todos los papeles y finalmente, aunque les costara reconocerlo, los auditores tuvieron que afirmar que no falta nada de dinero, es decir, que nadie se ha llevado nada.

Ha llegado el momento en el que, con las pruebas en la mano, quienes se dedicaron a difamar sobre los miembros de la anterior Junta pidan disculpas. Dudo que lo hagan.

Por último, quiero solicitarle a la actual Junta Rectora que, dentro del respeto a los estatutos, permita a los interventores realizar su trabajo y se les facilite todos los documentos que precisen.

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