7.7.08

A partir de hoy

Me hablabas de renuncias,
prioridades, obligaciones
y principios
pero no fui capaz de entenderte.
Creía que sólo las personas mayores,
muy mayores,
usaban esas palabras para definirse.
Te reconocí muy vieja de repente,
con voz de vieja,
con cuerpo de vieja,
sin sueños...
Te abandonaste a esas raras palabras,
decidiste reconocer tu derrota.
Asumir las limitaciones, dijiste.
Terminarás, y bien lo sabes,
siendo ese otro oculto,
sólo militante.
Te veo al otro lado del espejo
y reconozco que estás en lo cierto.
Paradójicamente, hoy ya no lloro.

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