10.1.06

Y un día
sin saber por qué
cambiamos la misa de los domigos
por el mercadillo de los sábados.
Ya no vamos un día por semana
a leer al templo.
Ahora siquiera leemos,
pero no faltamos a nuestra cita,
obligada,
a las grandes superficies.
Ya no creemos en éxtasis divinos,
sino humanos
tras comprar un detergente nuevo,
que alcanza mejor la pureza.
Dejamos a Diós
y veneramos a Santos Dinero y Capital.
Quizá nos equivocamos de elección

1 comentario :

Achab dijo...

¿Me permites una crítica literaria? Aunque supongo que con todo el revuelo que se ha formado más arriba nunca la leerás.

El poema comienza muy bien, los cuatro primeros versos son espléndida poesía: son certeros, melancólicos, muy hermosos. Tienen el toque certero de lo auténtico.

Sin embargo, los tres último suenan hueco: Dinero , Capital, son palabras que han perdido brillo de tanto usarse. Suenan a falso aunque lo que digas con ellas no lo sea.

Creo que voy a versionártelo aprovechando mi inmsomnio:

Y un día
sin saber por qué
cambiamos la misa de los domingos
por el mercadillo de los sábados;
abandonamos el libro y la palabra,
por el murmullo
de las avenidas
-bajo las bóvedas de piedra, tirita un corazón dormido.

El éxtasis divino
se trocó a precio de saldo.
Dos por uno, señorita,
le lleno el carro de éxtasis humano.

Bajo las bóvedas de piedra, se hiela un corazón perdido.